martes, 10 de enero de 2012

Besos y otras cosas del hogar


Mi madre y mi abuela no paran de darme besos, y yo no soy de esos gatos que arañan y se rebelan. No, yo me dejo. Me quedo quieto y espero con paciencia a que acaben de producir ese sonido medio de trompeta medio de oca. La verdad es que prefiero cualquier cosa a sentirme ignorado. Menos cuando estoy durmiendo (eso es la mayoría del tiempo) y alguien decide interrumpir mi sueño. La temática de mis sueños suele variar entre la caza sin piedad de moscas y palomas o sobre el sueño en sí. Me encanta soñar lo de las moscas porque así lo vivo sin tener que moverme. 
 
Cuando estoy despierto me pregunto muchas cosas. Los gatos también tenemos inquietudes aunque los humanos no lo sepan. De hecho a diario me asombra la ignorancia de los humanos. En primer lugar se piensan que son los únicos que piensan. Gran error. En segundo lugar su forma de moverse; es realmente ridícula. No saben subirse a un sofá de un salto, se sientan en sitios incómodos, etc.

¡Y no paran de hablar! Yo produzco una sílaba y con eso ya lo he dicho todo. Ellos sienten la necesidad de decirse cosas para nada. Supongo que lo necesitan porque de este modo se sienten más importantes. Por eso a veces tenemos esa mirada de desdén hacia ellos. Y cuando nos llaman y no acudimos es porque no encontramos la necesidad de obedecer en esta vida. 

2 comentarios:

  1. yo le puedo hacer un book para que vaya kolgando sus fotikos en el bloG! :)

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  2. gracias :) pero esto es literatura para gatos

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